Es innegable que al hablar de vehículos de lujo nuestra mente se posicione en las marcas Audi, BMW o Mercedes-Benz, la triada alemana es tan poderosa que combate en su propia liga y la realidad es que frecuentemente (por no decir casi siempre), los intentos de los fabricantes Norteamericanos, Británicos, Italianos o Japoneses por competir frontalmente, quedan solo en eso, meros conatos.
Conforme nos movemos más hacia arriba en la escala de tamaño y precio, las cosas son todavía más difíciles para cualquier marca que tenga intención de competir, eso es un hecho. Sin embargo, mi mayor reclamo es que todos aquellos que retan a las alemanas lo hacen tratando de ganarles en su propio juego y ese es quizá su mayor error.
¿A qué me refiero? Tomemos como ejemplo a Cadillac, la filial de lujo de General Motors ha entregado durante la última década, productos bastante interesantes, desarrollados en Europa varios de ellos puestos a punto en el Infierno Verde e incluso comercializando también versiones de altísimo desempeño. El CTS de actual generación es un sedán bien logrado, de buen manejo y adecuada experiencia de lujo, que encima cuenta con una versión V-Series que es simplemente bestial. Pero hacer un sport sedan premium mejor que las alemanas es complicadísimo, es decir, para Cadillac, hacer un BMW mejor que la propia BMW es casi imposible y ese es el principal problema.
Lo anterior es todavía más inexplicable si analizamos el inmenso pedigrí y abolengo que tiene Cadillac, una marca de enorme tradición que bien podría echar mano de su gran historia para traer al mercado productos que fueran fieles a esa tradición.
Sin embargo, Ford parece haber entendido que ese camino no los llevaría a ningún lado y en su lugar a través de su filial Lincoln afronta el reto de manera distinta, que dicho sea de paso está tratando de convertirse en marca global, ya que siempre estuvo completamente confinada a los Estados Unidos, con algunas excepciones, como es el caso de nuestro mercado.
El Continental, buque insignia de Lincoln, que es el que hoy nos ocupa no busca derrotar a las alemanas en su propio juego, por el contrario, busca revivir aquellos valores que hacían especiales y diferentes a los autos americanos de lujo, y esa es precisamente su mayor virtud.
Precio: $1,285,000 pesos
Imponente, aunque de apariencia poco distintiva
La primera impresión que deja el Lincoln Continental 2018 es que se parece a un Bentley, quizá demasiado, y si bien, tiene mucha presencia y genera la percepción de ser un auto de lujo hecho y derecho, creo que el no tener una personalidad propia mejor definida le juega ligeramente en contra. Como sea, se ve imponente y cuando entramos en detalles se nota buen cuidado y atención en los mismos. La gran parrilla cromada tiene un patrón que parece replicar incontables veces el emblema de la marca, coronada al centro por otro de generosas dimensiones es sin duda lo que más llama la atención, aunque los faros Full LED o las manijas de las puertas ocultas en la línea de hombro del vehículo son detalles que se agradecen.
La parte trasera tampoco luce muy distintiva que digamos, sin embargo, cuando se encienden las luces, la apariencia es bastante agradable.
Plataforma conocida
El Lincoln Continental 2018 emplea una variación de la plataforma de otros modelos de Ford como el Fusion o de la misma Lincoln como el MKX que a partir de ahora se llamará Nautilus. Evidentemente es más largo, por lo que con 5.1 metros, hay espacio de sobra para los ocupantes y el equipaje.
Bajo el cofre encontramos un V6 3.0 Ecoboost con 400 hp y 400 lb-pie de torque asociado a una caja automática de seis velocidades con modo manual que envía la potencia a las cuatro ruedas. El sistema AWD cuenta con distribución de torque vectorial, por lo que aun cuando nativamente es un tracción delantera, el comportamiento es bueno. Eso sí, sin llegar a ser como el de un Serie 5, Clase E o Audi A6, que repito, no es la intención.
Cabina cómoda, lujosa y agradable
Puertas adentro, nos recibe una cabina espectacular, o por lo menos es así en la primera impresión. Los asientos se ven super sofisticados, y lo son, ya que cuentan con 30 posiciones, además de función de masajes, por su parte el cuero es suave y se percibe de una calidad inmejorable, mientras que en el tablero, los insertos de cromo, aluminio y madera ayudan a crear una atmósfera suntuosa y agradable.
La pantalla de Info – entretenimiento es de 8” y cuenta con el sistema Sync 3 que ofrece compatibilidad con Apple Carplay, aunque la paleta de colores es distinta, las gráficas y menús son exactamente iguales a los que conocemos de los modelos Ford. El tacto del volante multifunción también es extraordinario, mientras que los controles del clima o audio se perciben bien, pero menos sofisticados de lo que esperaba, lo que demerita un poco la experiencia de lujo. Es decir, no esperes las complejas interfases que reconocen patrones de escritura o gestos de las firmas de lujo alemanas.
El Lincoln Continental 2018 es un auto que también está pensado para que el propietario ocupe la banca trasera, concretamente el asiento detrás del copiloto. La misma calidad de materiales vista en la fila delantera se repite atrás, los asientos posteriores son reclinables, con programa de masaje y función de calefacción, así como de enfriamiento. Y si fuera necesario que viaja atrás del asiento del copiloto puede manipular el asiento que tiene frente a él para lograr la posición más cómoda posible. Asimismo, desde los controles traseros también se puede manipular el aire acondicionado, el sistema de audio que merece mención aparte, es Revel Ultima, con 19 bocinas y es una auténtica sala de conciertos, eso sí, fíjate de no reproducir tu música en los formatos mega comprimidos que acostumbran las plataformas de streaming como Spotify o no vas a desperdiciar por completo el potencial del sistema, si las descargas en el formato más grande la cosa cambia, y mucho.
Un sedán a la americana
Tras el volante me alegra mucho confirmar que Lincoln si se animó a dotar al Continental de una personalidad única y diferente a las referencias de la categoría, es decir los alemanes. Este sedán de lujo no pretende entregar una experiencia de manejo deportiva, aunque cuenta con modo de manejo Sport que como veremos más adelante, creo que es el que menos justicia le hace.
El Continental es un vehículo silencioso y bien aislado, tremendamente suave y que hace que todos los trayectos sean relajados, es como estar en una sala acogedora, sentado en el sofá más confortable que te puedas imaginar escuchando buena música, aunque también es importante mencionar que en la consola central, la tapa del portavasos producía sonidos molestos cuando estaba abierta, un aspecto que no tendría que suceder. El modo de manejo Confort es el que más se disfruta y es ahí en donde Lincoln logra que su producto sea brillante. La dirección y suspensión son todavía más suaves, mientras que la reacción del acelerador está incluso anestesiada, con lo cual no habrá jaloneos ni movimientos bruscos que perturben tu tranquilidad. Es en verdad agradable y creo que sí hay espacio en el mercado para un sedán de lujo con estas características, vaya me consta, conozco algunos que se quejan de lo duros que son sus BMW o Mercedes-Benz
La otra cara de la moneda se deja ver cuando estamos en modo Sport, si bien es cierto, la respuesta del V6 es contundente, cuando se le exige más, el Continental demuestra que su ambiente no es la velocidad, la caja de seis marchas es lenta y se nota limitada si la comparamos con las sofisticadas de 8 o 9 cambios que ofrece su competencia. Si es necesario rebajar un par de cambios, se produce una patada y al llevar el motor a un régimen elevado, se filtra más ruido del que me gustaría. Aunque también hay que reconocer que gracias al sistema AWD con distribución vectorial de torque, el Continental tiene mejor capacidad de curveo de lo que esperaba y es más ágil de lo que parece.
Conclusión
Que una marca como Lincoln se haya animado a reinterpretar al clásico sedán de lujo americano, en lugar de tratar de replicar a su manera la propuesta de los europeos es una gran noticia. El Continental 2018 es todo lo que un gran sedán americano de lujo debería de ser, es imponente, grande, suave, cómodo y equipadísimo. Y creo, son valores que bien ejecutados son apreciados por ciertos consumidores.
Es cierto que está lejos de ofrecer la eficacia de los sedanes alemanes cuando hablamos de ir rápido, pero está bien. Y de que genera una buena percepción como auto de lujo, eso está fuera de discusión.
Lamentablemente, el Lincoln Continental llegó al mercado en una época en la que el sedán está seriamente amenazado con desaparecer, lo que supone un reto adicional. Ya que encontrar su espacio en un segmento en franca contracción es todavía más complicado. Sin embargo, para los que todavía no estén listos para optar por una SUV, el Continental es una opción que a su manera es altamente atractiva.