Como ocurre con los grandes pilotos que hicieron historia en la Fórmula 1, Ayrton Senna tiene un extenso listado de competencias que le ayudaron a incrementar su fama. Pero, sin dudas, la media docena de triunfos logrados en las calles de Montecarlo no hicieron otra cosa que elevar su estatus de leyenda a un nivel superior.
Todas y cada una de esas seis victorias llegaron en momentos especiales de su vida deportiva y de su relación con McLaren, el equipo con el cual consiguió sus tres títulos. Ya sea en la época en la que el equipo de Woking tenía una gran supremacía sobre el resto (como la temporada 1988 en la que el brasileño y Alain Prost ganaron 15 de las 16 fechas) o durante la etapa de vacas flacas, cuando el poder en la Máxima lo tomó Williams.
Tal vez por todo lo que significó Senna para la F1, uno prefiere destacar aquellas carreras en la que hizo mucho con poco. Y en ese contexto su festejo en la edición 1993 del GP monegasco cobra mayor importancia, porque lo logró con un auto inferior y en una época de incertidumbre para su futuro. Claro que hoy, dos décadas después, aquel éxito toma mayor trascendencia porque nadie imaginó entonces que casi un año después iba a perder la vida.
Como lo dijo el mismo Ayrton Senna, Mónaco siempre fue su territorio, su reinado y tal vez pase mucho tiempo para que alguien logre pedirle prestado el trono.
Galería de Ayrton Senna en MónacoIr a la galería
1
14
