Ante poniendo la comodidad a la seguridad, muchos automovilistas utilizan un tipo de calzado que no es propio para presionar los pedales, por lo que elevar el riesgo de sufrir un accidente.
Es tal le peligro de conducir con un calzado no apropiado, que, en mucho países y entidades, es motivo de multa si el policía entiende que no existe garantía de libertad de movimiento en el vehículo y puede interferir en una conducción segura.
¿Cuál es el calzado ideal para conducir?
La respuesta a esta cuestión es más que sencilla: el que impide que los pies se resbalen de los pedales, el que provee una buena adherencia, el que carece de lazos, agujetas largas o adornos que puedan engancharse en los revestimientos del vehículo y el que evita que, por su tamaño o peso, puede hacer que por accidente se pisen dos pedales a la vez.
Teniendo en cuenta lo anterior, es importante evitar conducir con chanclas, tacones altos o botas. En cambio, lo mejor hacer con un calzado idóneo para manejar y que viajen en la cajuela después de llegar al destino.
Utilizar siempre un calzado que vaya bien sujeto al pie mientras conduce, lo que permite transmitir correctamente la fuerza a los pedales y evita que se resbale.
En resumen:
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No debe resbalar de los pedales.
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Debe proporcionar una buena adherencia entre el pie y los pedales.
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No debe tener elementos susceptibles de engancharse en los revestimientos del vehículo.
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No debe ser demasiado grande ni demasiado pesado, de modo que no se pisen dos pedales al mismo tiempo de forma accidental.