La categoría de las camionetas o SUV compactas, Ford decidió posicionarse por arriba prácticamente de toda la categoría, apuntando a un cliente que busque tecnología, seguridad y desempeño. La Escape Titanium que es la que hoy nos ocupa, queda por encima de productos que ya consideraba elevados en su segmento como la Volkswagen Tiguan Highline o la Mazda CX-5 Signature.
La gran pregunta entonces es, ¿lo vale la nueva Ford Escape 2020?
Mecánica Ecoboost
La Escape 2020 estrena una plataforma que es completamente nueva, es 6 cm más grande a lo largo y 4 cm de ancho, además, el espacio está mejor aprovechado que nunca. Ahora pueden viajar adultos grandes con total comodidad atrás, mientras que la cajuela es bastante grande, 974 si recorres la banca lo más adelante posible.
Además de la ganancia en espacio, esta nueva arquitectura es más rígida y le permite a la Escape entregar niveles de refinamiento y manejo que antes eran impensables para esta SUV.
La mecánica en la versión Titanium es 4 cilindros 2.0 litros Ecoboost con 250 hp y 275 lb-pie de torque asociado a una transmisión automática de 8 velocidades que envía la potencia al eje frontal.
Seguridad, máxima prioridad
Uno de los aspectos en donde la Escape pone mayor atención es la seguridad, además de aspectos obligados como bolsas de aire, ABS o ESP. La Escape cuenta con el sistema CoPilot 360°, que no es otra cosa que la manera en que Ford denomina al conjunto de tecnologías de asistencias a la conducción tales como: Alerta de colisión frontal con frenado de emergencia, asistente de mantenimiento de carril, control de crucero adaptativo, asistente de estacionamiento, detección de peatones y monitor de punto ciego, entre otros.
Interior
Puertas adentro, la Escape 2020 ofrece formas bastante sobrias, dominan los trazos rectos y la pantalla flotante de 8” táctil con excelente resolución es la principal protagonista. El sistema de info – entretenimiento es Sync3, de los más amigables y fáciles de usar que hay en el mercado, además de que es compatible con Android Auto y Apple Carplay.
El Clúster de instrumentos es digital, de 12.3”, es configurable y por si fuera poco, también hay head up display, de esos de mica retráctil en donde se despliega la información (como MINI o Mazda), es decir, no se refleja en el parabrisas.
Siguiendo con las amenidades, hay climatizador automático bizona, techo panorámico, asientos forrados en cuero y sistema de audio firmado por Bang & Olufsen.
En cuanto a calidad de ensamble no hay queja y si bien los materiales de las partes superior y frontal del tablero están muy bien, las de los bajos del tablero son todos plásticos duros al tacto que no están a la altura del resto del conjunto ni del precio.
En cuanto a conectividad, la Escape 2020 es compatible con la app FordPass, que una vez instalada en tu teléfono móvil permite controlar los seguros, encender el motor, programar el encendido, localizar tu auto o encontrar estaciones de recarga de combustible, entre otras funciones muy interesantes.
Impecable manejo
Tras el volante, la Ford Escape Titanium es brillante, sin temor a equivocarme se ubica en lo más alto de la categoría junto con la Mazda CX-5 Signature, la adición de la transmisión de ocho velocidades le vino de maravilla y por primera vez, no sentí que el consumo del 2.0 litros turbo fuera elevado. No es en absoluto un dechado de ahorro, pero ya no presenta los elevados consumos que pueden llegar a entregar modelos con ese mismo motor, pero con la anterior caja de seis.
La Escape se planta bien y transmite confianza para rodar a ritmos muy elevados, incluso te hace olvidar que se trata de una SUV, y que vas en una posición más elevada comparada con un sedán. Asimismo, la calidad de marcha es muy buena, es silenciosa y filtra muy bien los ruidos tanto del exterior como del trabajo mecánico.
Gracias a la nueva caja que es suave y rápida, siempre tienes potencia para acelerar con mucha contundencia.
Conclusión
Que la Ford escape es un producto muy superior a su predecesora no queda duda, es más amplia, tiene mejor capacidad de carga, se maneja mejor, consume menos y tiene muchísima tecnología, tanto de seguridad, como de conveniencia.
Sin embargo y haciendo de lado puntos como el diseño, que siendo sincero no me fascina o el precio que es elevado y la deja bastante lejos de otros exponentes de su segmento. Desde mi punto de vista lo preocupante es que, aun cuando la nueva Escape, es dramáticamente superior a su predecesora, creo que no logra convencerme de sustituir mi Fusion Titanium.
Al final, la experiencia a bordo de mi sedán mediano, aun cuando no tiene tantos gadgets, simplemente es mejor, o más bien, personalmente me gusta más.
Me explico, ya sabemos que Ford tomó la decisión, desde mi punto de vista muy precipitada, de abandonar los segmentos de sedanes compactos y medianos en Norteamérica. Es decir, en nuestro mercado ya no hay Focus y cualquier día aniquilan al Fusion, ya que el objetivo es que los consumidores migren a una de tantas SUVs que se irán sumando al portafolio.
Lo anterior pone más presión en la Escape, además de tener que participar en uno de los segmentos más competidos del mercado, ahora también tiene la responsabilidad de ser una propuesta válida para todos esos que ya no encontrarán sedanes en la oferta de Ford.