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Manejamos un Porsche Panamera en Miami

La cosmopolita ciudad norteamericana resultó el escenario perfecto para dimensionar lo que es tener un super sedan para el uso diario.

Manejamos un Porsche Panamera en Miami

Mientras Porsche en México enviaba a las oficinas de Autocosmos un flamante Panamera Turbo azul marino metálico con interiores en un distinguido color tabaco, paralelamente a mí me tocó volar a la mejor ciudad latina para vivir, esto porque no está en Latinoamérica, sino en los Estados Unidos y no es otra que; Miami, para manejar ese mismo auto.

Y es que Miami es una ciudad en la que no se percibe mala planeación, corrupción o inseguridad (sin que tampoco pueda afirmar que nada de lo antes mencionado exista) y en donde curiosamente no es extraño encontrar establecimientos con letreros aclarando que ahí se habla inglés dada la inmensa y diversa población proveniente de toda Latinoamérica que ahí converge, dando como resultado una comunidad vibrante, colorida, divertida, aunque también hay que reconocerlo, muy pretenciosa.

Pese a que en el paisaje urbano lleno de modernos rascacielos y palmeras, son comunes ejemplares exóticos de marcas como: Ferrari, Lamborghini, Bentley o Rolls Royce, nuestro Porsche Panamera Turbo color azul Superman con rines negros e interiores blancos destacaba tanto como cualquier modelo de las marcas antes nombradas. Y aunque hay que reconocer que dadas las restricciones de velocidad que con suerte te dejan superar las 70 millas por hora (112 km/h), un motor cuatro cilindros habría sido suficiente, esas letras en cursiva con la leyenda Turbo debajo del espectacular spoiler trasero retráctil o el imponente bramido del ocho cilindros al arrancar infunden respeto y son también un símbolo de estatus. Sin embargo, nunca dejas de sentir que tienes un león enjaulado.

Eso sí, a diferencia de cualquier ciudad de nuestro país, en Miami te puedes sentir perfectamente seguro y cómodo al salir en tu Panamera Turbo y ese simple hecho cambia dramáticamente la manera en que se puede disfrutar de él.

Sobra decir que con 541 hp y una sofisticada transmisión PDK de doble clutch de ocho velocidades que envía la fuerza a las cuatro ruedas, el Porsche Panamera Turbo cuenta con capacidades dinámicas que exceden varias veces los límites de velocidad permitidos por la ley de Florida, y es que este titán de 1,995 kilos puede alcanzar el 0 – 100 km/h en apenas 3.6 segundos y seguir acelerando hasta superar los 300 km/h. Son números propios de un deportivo pura sangre y sobra decir que las calles y carreteras de Miami no permitieron conocer ninguna de las citadas prestaciones. Pero el Panamera es al mismo tiempo una sofisticada y cómoda limusina que le permite a sus cuatro ocupantes ir con un nivel de confort (en gran medida gracias a la sofisticada suspensión neumática de tres cámaras) que nada tiene que envidiar al de un Bentley o un Rolls-Royce.

No importando si se tratara de un paseo a velocidades de carro alegórico por Ocean Drive, el fugaz recorrido que no toma más de quinientos metros en la Pequeña Habana, o bien al circular entre las amplias calles de la calmada zona residencial de Coconut Grove llenas de corredores y ciclistas, el renovado Panamera Turbo robaba miradas, atrás quedaron los días en que se le reconocía su valía simplemente por ser un Porsche, aunque su apariencia resultara extraña por decirlo de la forma más diplomática posible. El Panamera de segunda generación es un sedán atractivo y bien logrado, con una presencia en la calle que muy pocos autos podrán superar.

El interior es todavía más espectacular y es una muestra de lo que Porsche nos tiene preparado para todos sus modelos por venir. La cabina conjuga la experiencia tomada en el hiper deportivo 918 Spyder con los últimos adelantos en materia de conectividad y lujo. El resultado es sorprendente, la cabina del Panamera conjuga a la perfección deportividad, lujo y buen gusto. La gran pantalla central de 12.3 pulgadas de gran resolución desde donde se pueden controlar todas y cada una de las funciones del vehículo, desde el sofisticado navegador con vista en 3D o Google Earth o bien el estado del vehículo, teléfono, clima, audio y algunas otras funcionalidades que brinda el market place de aplicaciones que ofrece la marca.

En la posición de comando, los clásicos relojes circulares del cluster de instrumentos se mantienen con el gran tacómetro al centro, sin embargo; a los costados ahora encontramos unas inmensas pantallas multifunción que proveen cualquier tipo de información necesaria.

Pero aun cuando los límites de velocidad son ridículamente bajos prácticamente en todo EU en comparación con lo que casi cualquier auto moderno puede hacer, es un hecho que la firma de Stuttgart ha desarrollado una especie de romance que se acerca incluso a la obsesión con Miami y su comunidad. Es cierto que no es raro ver automóviles exóticos, mucho menos de marcas de lujo, sin embargo; sí es de sorprender la gran cantidad de Porsches que se ven en las calles, no solo las SUVs Cayenne y Macan, sino también Boxster, Cayman, y por supuesto el icónico 911.

Y es que al parecer hay pocas cosas más aspiracionales en Miami que conducir un Porsche, aunque sea a 60 km/h.

 

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