Tal vez para muchos conducir un automóvil es una acción como cualquier otra, pero tomar el volante debe ser tomado con mucha responsabilidad. Y es que cualquier error o imprudencia que cometamos ponemos en peligro nuestra vida y la de terceras personas.
Es por ello que siempre insistimos en estar concentrados al momento de conducir. Lo anterior no requiere de un poder sobrehumano, basta con no dejar el manejo en segundo término, esto quiere decir que evitemos a toda costa comer, usar el teléfono, ponerse maquillaje en el caso de las mujeres e ingerir bebidas alcohólicas.
Esta última acción tal vez es la más peligrosa, ya que el alcohol es un arma fatal para los automovilistas. Memoria, concentración y reflejos son elementos que se ven aminorados con la ingesta de bebidas embriagantes y las cuales son primordiales para un manejo seguro.
Un ejemplo de lo que te puede pasar cuando mezclas el alcohol con el volante es lo que le sucedió a un joven de 19 años en Coldfield, Inglaterra, que al conducir bajo la influencia del alcohol no pudo controlar el poder de un Audi R8. Tal vez el vehículo tenga reparación, pero de haber manejado sobrio seguro no hubiera sucedido el accidente. Además de ello, él o sus padres tendrán que cubrir los gastos de reparación del vehículo y la propiedad, ya que como es bien sabido las compañías de seguros nos responden en casos donde el conductor tiene alcohol en la sangre.