Históricamente, México y Brasil han tenido una estrecha relación a través de lo años. Es cierto, tal vez, ha sido el futbol, el apartado que más nos ha unido y en que de forma irónica, ha formado una rivalidad en este ámbito. Pero también podemos tocar intercambios culturales, económicos, políticos, e incluso, de espectáculo. Sólo falta recordar, que allá nuestro querido Chavo del 8, y los demás personajes creados por Chespirito, son poco menos que una religión.
En lo que concierne al mundo motor, Brasil, es conocido por dos cosas: Ayrton Senna, así como su curiosa, e incluso, exótica, industria automotriz. Y es que, el sólo hecho de ser la mayor economía en América Latina, así como ser el sexto país más poblado de todo el mundo, dan como resultado uno de los mercados más importantes a nivel mundial. Mismo que se ha desarrollado con sus propias particularidades.
De hecho, no resulta raro que muchos fabricantes hayan adaptado su oferta de productos a los gustos locales. Al mismo tiempo, es uno de los mayores exportadores de vehículos a diversos países de América Latina, y eso incluye a México.
Por eso, en esta ocasión, en El Retrovisor de Autocosmos, recordaremos al primer automóvil de origen brasileño que llegó a México, por supuesto que nos referimos al Volkswagen Brasilia. Y sí, en este artículo aprovecharemos para tratar de resolver la controversia de si es un hatchback o una vagoneta. Tal y como en su momento, trató de hacerlo el propio Chavo del 8.
Es un hatchback, pero parece vagoneta y sabe a Vocho
Al igual que en México, el Volkswagen Sedán era altamente popular en Brasil, donde recibía el apodo de Fusca, que, en español, es traducido como escarabajo. Sin embargo, tal y como en el resto del mundo, a principios de los setenta, este automóvil comenzaba a quedar desfasado por lo que la marca se dio a la tarea de buscar reemplazos y en su caso complementos a la gama.
Mientras en el viejo continente, ya se cocinaba el desarrollo del Golf MK1, en Volkswagen do Brasil, las cosas eran poco diferentes, ya que la consigna era desarrollar un automóvil que aprovechara la mayor cantidad de piezas disponibles con el objetivo de que su precio fuera contenido. Obviamente, el Fusca era el punto de partida natural.
En 1972 los ingenieros brasileños ya habían adquirido la experiencia necesaria al crear el Volkswagen SP2, un deportivo biplaza, que llegó para sustituir al Karmann Ghia TC. De hecho, para el diseño del nuevo proyecto también corrió a cargo del diseñador Marcio Piancastelli.
Curiosamente, Volkswagen do Brasil, tomó una decisión un poco extraña y es que las vagonetas de trabajo tenían beneficios fiscales en aquel mercado, así que decidieron que su nuevo producto tenía que homologarse como tal. Por ello, Piancastelli, no sólo terminó inspirándose en el SP2, sino que tomó muchos rasgos del 412 Variant.
El producto final, que hizo su debut internacional en 1973 adquirió el nombre de Brasilia (nomenclatura interna era Tipo 321), y sí, se trataba de un homenaje a la entonces novísima ciudad capital homónima, cuya inauguración apenas se había realizado 13 años atrás. Cabe destacar que la ciudad de Brasilia, destacaba por ser una urbe de planificación moderna, algo que de alguna manera trataba de transmitir el nuevo modelo de Volkswagen.
En realidad, más que una vagoneta, se trataba de un hatchback, que retomaba parte de lo aprendido en el Golf. Las líneas cuadradas, le conferían un espacio interior muy superior al del Sedán. Sin embargo, debido a que Volkswagen lo homologó como “camioneta” y no propiamente como un auto, esto provocó que existiera una gran confusión a su alrededor. Pese a ello, la (o él) Brasilia, se convirtió en todo un éxito.
Mecánicamente, la plataforma, motor y prácticamente todo el conjunto mecánico provenía del Vocho. Por ello, encontramos algunos elementos icónicos como el motor bóxer de 1.6 L, enfriado por aire y montado en la parte trasera. Este propulsor, al inicio no tenía ninguna variación con respecto usado en el Fusca, sin embargo, en 1976, recibe algunas mejoras, como la adopción de dos carburadores, por lo que aumentó su potencia hasta los 65 caballos de fuerza.
La última gran novedad que recibió este modelo llegó en 1980 con la introducción de un motor de 1.3 L capaz de funcionar con alcohol, cuya potencia era de 49 caballos de fuerza.
En Brasil, este automóvil dejó de fabricarse en 1982. Además de la icónica carrocería de tres puertas, también estuvo disponible en formatos de cinco puertas, así como una versión Variant que curiosamente se basaba en el modelo de entrada.
Además de Brasil, este modelo también se exportó a varios mercados latinoamericanos como como Colombia, Chile, Uruguay, El Salvador, Filipinas, Paraguay, Bolivia, Honduras y en Europa en Portugal y España. Cabe mencionar, que, en Venezuela y Nigeria, se ensambló a partir de kits CKD. En el país africano recibió el nombre de Igala.
No obstante, el Brasilia encontró en México su segundo hogar, ya que nuestro país fue el único lugar fuera del gigante sudamericano que lo fabricó y adoptó. Su éxito fue tal, que ni siquiera el Señor Barriga, de la vecindad del Chavo del 8 logró resistirse a adquirir uno.
De Brasilia a Acapulco con toda la vecindad
Al ritmo de las canciones de su compatriota, Roberto Carlos, el Volkswagen Brasilia comenzó su andar comercial en México en 1974, pero curiosamente, no puede decirse que fue una calca del modelo brasileño, ya que contó con algunas particularidades propias del entonces vigente decreto automotriz que obligaba a los fabricantes a producir la mayoría de los elementos vitales de un automóvil en territorio nacional.
Para empezar, sólo estuvo disponible con carrocería de tres puertas. Y en segunda, si bien, en su producción en la planta de Puebla se utilizaron varias piezas brasileñas, como los lienzos de la carrocería, prácticamente el resto era mexicano. Algo lógico, porque se aprovechaba la mayoría de elementos del Vocho, como el motor de un carburador sencillo. La potencia era de 44 Hp y la transmisión era una manual de cuatro velocidades.
En la alineación de la marca en México, se posicionó ligeramente por arriba del Vocho. Algunos elementos destacados eran los frenos de disco delanteros, barras estabilizadoras en ambos ejes, así los asientos con cabeceras, mientras que los traseros eran abatibles. Curiosamente, uno de sus principales argumentos de ventas, era el enorme espacio interior y la gran visibilidad. Aunque también habría que destacar los faros dobles y las calaveras, que, al agrupar la luz de freno, direccional y de reversa, eran toda una novedad en la época. Resultó un éxito comercial. Ya que entre 1974 a 1982, se comercializaron 72,377 unidades. Se puede decir, que, dependiendo del año, sus competidores hubieran sido el Renault R5 y el VAM Gremlin.
Su momento, de mayor popularidad, la alcanzó al ser el automóvil oficial del Señor Barriga en el programa televisivo El Chavo del 8. Apareció en un par de capítulos. El primero, fue en donde el Chavo se ofreció a lavar este automóvil y el segundo fue cuando toda la vecindad partió de viaje en este automóvil con rumbo a Acapulco, demostrando su gran espacio.
Incluso en versiones modernas como la serie animada o el juego para smartphones El Chavo Kart, el auto usado por el dueño de la vecindad aparece. Es cierto, por cuestiones de marca, no verás el logo de Volkswagen, pero la silueta básica y hasta el color son los mismos que aparecieron en televisión a mediados de los setenta.
En este momento te estarás cuestionando sobre el porqué no se ven muchos Brasilia circulando hoy día, si se supone que fueron populares. La respuesta es simple, con el paso del tiempo el Brasilia, manifestó serios problemas de corrosión en la carrocería (que no era galvanizada), algo que ni siquiera Dusty Rust-Eze, Patrocinador del Rayo McQueen, podría haberlo ayudado. Curiosamente, en la publicidad de la época, Volkswagen se vitoreaba al presumir que este automóvil contaba con cuatro capas de pintura, una de ellas anticorrosiva.
Lo último que se pierde es la barriga, señor Brasilia
Aunque convivió varios años con el Caribe (que llegó en 1977), se puede decir, que este resultó ser su reemplazo indirecto. Si bien, también era un hatchback, era infinitamente más moderno. Aunque curiosamente, los mexicanos también terminarían refiriéndose a este modelo como una camionetita.
Sin embargo, su verdadero sucesor, es la primera generación del Gol, que no conocimos en México, pero que ya sobresalía por el motor y tracción delantera, así como los motores enfriados por agua. Aunque a partir de la segunda generación, cuando llegó como Pointer, comenzó su andar en nuestro país. Y sí, el actual modelo que se vende en nuestro mercado, es heredero directo de uno de los primeros Volkswagen diseñados fuera de Alemania, al mismo tiempo que fue pionero en el desarrollo en su país natal, al ser el segundo automóvil concebido en Brasil.