Aunque resultan ser mucho más baratas, equipar un automóvil con llantas usadas no es lo ideal, ya que elevan los problemas de seguridad -por ejemplo, una ponchadura a alta velocidad puede ser fatal- y la larga pueden provocar un mayor desembolso económico.
Al mismo tiempo, la adquisición de neumáticos usados es como una compra a ciegas, ya que se desconoce por completo el uso que se le ha dado en el vehículo anterior donde fue montado.
Además, con una llanta de segunda mano las visitas al taller se multiplican, ya que, si con neumáticos nuevos hay que ir cada 50,000 kilómetros, con uno de 5 milímetros de dibujo habrá que ir cada 25,000 kilómetros en el menor de los casos.
Otro dato a tener en cuenta es que el precio por milímetro de goma útil de unos neumáticos usados es al menos similar, y en ocasiones, incluso superior al de unas cubiertas nuevas.
En una situación de emergencia donde no exista más opción que comprar un neumático usado, entonces se debe de poner atención en la fecha de fabricación (aparece en el lateral con un número de cuatro cifras: las dos primeras son la semana del año y las dos últimas el año de fabricación).
Igualmente se comprobar que el tamaño del neumático como el índice de velocidad de la rueda coincidan con las llantas originales del automóvil.