Cuando pensamos en un viaje largo en moto de inmediato se nos viene a la mente una moto del segmento crucero, pero ¿saben?, un viaje se puede hacer con cualquier moto, aquí aplica perfectamente el dicho de “lo importante es la travesía no el destino”, por ello nuestra compañera fue una Honda CB1000R, una moto del segmento naked, que la marca la cataloga como Neo Sports Café, debido a un diseño moderno con reminiscencias de motos clásicas y estilo Café Racer.
Entrando directamente en la parte mecánica, sabía que la CB1000R no defraudaría ya que el motor se deriva de la todo poderosa CBR1000 RR Fireblade, por ello, encontramos un motor cuatro cilindros de 998 cc que desarrolla 143 hp y un par motor de 77 lb-pie que se entrega a las 8,520 rpm. Hablando de revoluciones, la línea roja se encuentra en las 12,000 rpm, por lo que puedes imaginarte el sonido poderoso, agudo y emocional que nos ofrece al acelerar.
La caja de velocidades es corta (tal vez demasiado), y esto apoya a una aceleración contundente, por lo que el juego con los cambios en una pista trabada o carretera sinuosa serán realmente divertido. Las suspensiones están firmadas por la marca Showa, y cuentan con una puesta a punto de intermedia a suave. El peso en orden de marcha es de 212 kg, la altura del asiento se encuentra en los 830 mm y un punto importante para nuestro viaje fue la capacidad del tanque de combustible, 16.2 l.
En las motos modernas las ayudas electrónicas son una constante, y la CB1000R no es la excepción, ya que incorpora además de frenos ABS y control de tracción, los ya conocidos modos de manejo, con las opciones de Rain, Estándar y Sport, además uno personalizable donde puedes variar la potencia, tracción y estabilidad, aunque para ser sinceros no noté mucha diferencia.
El viaje
Sin dudas la mejor prueba de manejo que podemos realizar es enfrentar a un producto a la vida real, además, un extra, sabíamos que esta moto no es para viajes largos, pero aun así nos dimos esta vuelta por parte de México, donde pudimos sentir todos los detalles de la moto, para bien y para mal. Nuestra ruta nos llevó durante cinco días por Querétaro, San Luis Potosí, Zacatecas, Durango, Mazatlán, Guadalajara, Toluca y Ciudad de México, con más o menos 2.300 km totales.
Desde los primeros kilómetros pude percatarme del poderío del motor, incluso en sexta puedes acelerar y “empuja como loco”, solo escuchas el aullido de las revoluciones y de pronto ya te estás peleando con el aire, ya que, al no tener apoyos aerodinámicos frontales, el viento te da de lleno en el pecho, esto es algo natural en el segmento naked, así que no es un problema.
Para ser sinceros encontré solo dos cuestiones en contra, aunque ambas pueden ser o no de tu gusto también. La primera es la suavidad de la suspensión, sí, la hace excelente para el uso diario y para absorber la mayoría de las imperfecciones del camino, pero a velocidad y curveo pierdes sensibilidad y llega a ser nerviosa, nada que no puedas controlar, pero el efecto ahí está. El segundo punto es lo sediento que puede ser el motor cuando manejas de “manera alegre”. Manejando por arriba de las seis mil revoluciones, el consumo era alto, y por debajo, la computadora te daba unas predicciones de 25 km/l (+/-), esto en velocidad se traduce a unos 120-130 km/h constantes. El mayor rango que pude alcanzar fueron casi 260 km por tanque, aunque esos últimos 10 km fueron algo agónicos.
Con estas consignas que aprendí desde el primer día de manejo, me dediqué a manejar y disfrutar del recorrido, no era una competencia, era un paseo, por lo que me dejé llevar. La posición de manejo es muy relajada para la espalda y brazos, y el asiento, aunque a primera vista se ve muy plano, resulta ser bastante cómodo y miren que estuve muchas horas ahí arriba. Lo que si llamó mi atención fue la posición de las piernas, ya que llevas muy flexionadas las rodillas, casi como de una deportiva pero no tan atrás, esto hacía que después de un rato tuviera que bajar los pies para descansar, asumí que los posa pies estaban muy arriba, pero eso solo podrás sentir tú, cuando te subas. Por otra parte, esa posición solo la alcanzarás a sufrir si vas por muchas horas.
Las motos naked, por lo regular se derivan de una moto deportiva y te dan una posición cómoda y esto lo lograron con esta CB1000R, aunque en todas las de este segmento vivirás una batalla constante contra el viento, o de frente de lado, como cuando te pasa algún infame camión muy rápido, pero todo eso les da ese sabor especial a estas motos, algo así como tú y tu máquina contra las inclemencias.
Obviamente durante el viaje me tocaron algunas frenadas de pánico y si bien la moto frena bien, se alcanza a resentir la suspensión no tan firme, en cuanto al curveo, aunque la posición del tronco sea elevada, poco a poco le tomas la medida y se hará natural comenzar a sacar el cuerpo, en marcha el sentir de ligereza es sorprendente y puedes hacer lo que quieras con la CB1000R.
En cuanto al viaje, me tocó de todo, largas y aburridas rectas, tramos sinuosos en la montaña donde realmente disfrutas el curveo y la potencia, un tramo con lluvia y hasta terracería en Sierra de Órganos. La CB se comportó a la altura todo el tiempo, en los tramos con pavimento dañado agradecí la suspensión, realmente absorbe bastante y la altura al piso permite un buen paso por los topes, y si puedo lograr esto en este viaje en la ciudad puede ser una gran aliada.
Otro punto que me llamó mucho la atención fue el calor, ya que como sabemos estas motos trabajan a altas temperaturas, pero incluso en Durango y Mazatlán en baja velocidad no emanaba mucha temperatura a tus piernas, algo realmente cómodo que no todas las motos ofrecen. La CB cuenta con ese complicado balance entre las sensaciones deportivas con la comodidad diaria.
El primer día de manejo fue como siempre, sales de la jaula y solo quieres correr, pero esa emoción me paso factura desde el primer día, y no por la moto, sino porque tenía rato de no salir, llegué molido a Zacatecas, aunque la sonrisa no me la quitaba nada, y en Durango por la noche sentía que había corrido un maratón. Sinceramente la comodidad de la moto me ayudó mucho, Mazatlán fue relajación total y de hecho el ambiente del mar me revitalizó, y llegue a Tequila con las pilas al 100%. Debo decirles que me re enamoré de las motos naked para viajes solitarios, es una sensación muy de la vieja escuela, algo personal y libertador.
Al final lo que pude aprender de esta moto en este largo viaje, es que no le tengas miedo a una moto, decídete y súbete a una, no importa cuál es tu estilo, vívelo y viaja no importando que te digan que no es una moto de viaje, tú puedes crear tu propia aventura, una que te saque de lo cotidiano con la máquina que a ti te guste y que no necesariamente debe ser la más cara o el último grito de la moda. Pronto verás el video de esta travesía con todos los escenarios que vivimos, así que mantente al pendiente.
Honda CB1000R
Motor: 4 cil DOHC
Cilindrada: 998 cc
Potencia: 143 hp
Par motor: 77 lb-pie
Altura del asiento: 830 mm
Tanque de combustible: 16.2 l
Peso: 212 kg
Precio: 275,000 pesos