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Autos clásicos

Honda City y Motocompo se subasta

Su propuesta es más válida hoy, que hace 36 años.

Honda City y Motocompo se subasta

Los combos nos encantan a todos. No hay mejor noticia que llevarte dos productos al precio de uno: un refresco más botana, sería un buen ejemplo. Y en el mundo de los autos, estamos acostumbrados a que las promociones siempre tengan que ver con combinar planes de financiamiento o mantenimiento, pero rara vez tienes la oportunidad de llevarte dos vehículos por uno.

Pero a mediados de los ochenta Honda tuvo una idea por demás interesante y es que podías adquirir un City, que en aquel entonces era un diminuto hatchback acompañado de una Motocompo, una microscópica scooter plegable que encajaba perfectamente en la cajuela del auto.

Imagina que de pronto estás atorado en al tráfico y vas tarde a una importante reunión. Logras estacionar tu pequeño auto y de la cajuela sacas tu Motocompo, misma que empiezas a conducir y te ayuda a llegar a tu cita a tiempo.

Una idea que en los ochenta pudo haber sido no del todo valorada, pero que es ¡perfecta para estos tiempos! Pues bien, esta es tu oportunidad para adquirir este combo original de 1984, ya que Bring a Trailer tiene en subasta un City con todo y Motocompo.

El City cuenta con una carrocería en color azul, asientos de tela gris, aire acondicionado, audio Alpine de fábrica, reloj análogo en el tablero y rines de acero 12 pulgadas. Nada mal considerando que es un automóvil de enfoque sencillo. El motor es un cuatro cilindros carburado de 1.2 litros con 67 Hp, el cual se acopla a una caja manual de cinco velocidades. El velocímetro anunciaba una velocidad de máxima de 160 km/h. El volante está a la derecha.

En cuando a la Motocompo, es amarilla, viene con cubierta y casco. El motor es de dos tiempos con 49 cc, es capaz de erogar 2.5 caballos de fuerza y combina con una transmisión de una sola velocidad.

Lamentablemente, este “Honda combo” está a la venta en Florida, donde al momento de realizar esta publicación la subasta marca los $9,000 dólares, que, al cambio actual, sería algo así como $200,000 pesos mexicanos. Que de todos modos sigue pareciendo una ganga.

Ojalá, esta idea sea retomada, probablemente, hoy tenga más sentido que hace 36 años.

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