Como era de esperarse, Ferrari inventó una versión descapotable del 812 Superfast, pero curiosamente no le llamó ni Spider ni Aperta u otro apellido exótico; es simplemente 812 GTS, fácil y sencillo.
Y tampoco se rebuscaron mucho en su desarrollo, considerando que ya el 812 Superfast era un auto fabuloso, mitad bestia, mitad sofisticación. De hecho, todo lo que hay desde las puertas delanteras en adelante, es del Superfast, incluyendo su majestuoso V12 de 6.5 litros, el cual eroga 800 Hp y 718 Nm de par. Los 100 km/h los alcanza en menos de tres segundos y de ahí, todo es gloria hasta los 340 km/h que tiene como velocidad final, que se mantienen en este convertible. El interior, también se conserva, incluyendo el volante multifunción, el cuadro de instrumentos con pantallas LCD flanqueando el tacómetro y una pantalla multimedia secundaria para el copiloto.
Por otro lado, es en la parte de atrás donde están los cambios, lógicamente, para albergar el techo rígido plegable. Esta sección incluye las cabeceras arbotantes, donde se oculta un parabrisas trasero retráctil, el que puedes dejar activado cuando vas con el techo plegado, para cortar el viento; asimismo puedes poner el techo y quitar el parabrisas trasero para que el sonido del V12 inunde el habitáculo. Volviendo al techo, este se repliega en 14 segundos a velocidades que no superen los 45 km/h.
Como se pierde el diseño del coupé, también se pierden algunas ventajas aerodinámicas, por lo que Ferrari ha tenido que compensar, rediseñando el difusor trasero. También, la transmisión de siete velocidades y doble embrague recibe algunas relaciones más cortas, para recuperar algo de aceleración, considerando las mismas pérdidas provocadas por el peso del sistema retráctil y los cambios en diseño.
Todo lo demás, incluyendo el sistema de dirección a las cuatro ruedas (Passo Corto Virtuale 2.0), la dirección asistida eléctrica y el programa antideslizamiento Ferrari Side Slip Control se conservan.