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Manejamos la INFINITI QX50 2019

Con el primer motor de compresión variable del mundo

Manejamos la INFINITI QX50 2019

Antecedentes

La marca de lujo de Nissan se funda hacia finales de 1989, con la premisa de competir con los fabricantes alemanes que se posicionaban rápidamente en el mercado estadounidense.

INFINITI siempre ha ido un paso más allá en cuestiones de propuesta y diseño, independientemente de que la premisa de la marca se enfoca en la calidad de sus productos, de hecho la Q en cada modelo hace referencia a la palabra “Quality” (calidad en Inglés)

El modelo que hoy nos ocupa es QX50, y si hacemos un poco de historia nos encontramos que la primera generación fue denominada internamente bajo el código J50, diseñada por Tadayoshi Lida estuvo en el mercado del 2013 al 2015.

La segunda generación, el modelo que ahora probamos se denomina bajo el código interno como P71A, y es una derivación del vehículo conceptual QX Sport Inspiration Concept, presentado en el Salón del Automóvil de Detroit en 2017, el modelo de producción se presentó en el Salón de Los Ángeles de ese mismo año, como modelo 2019. La nueva generación es obra de Shiro Nakamura

Diseño

Las líneas de QX50 son altas y robustas, sin ocultar los detalles de diseño que ya están arraigados en INFINITI, y me refiero específicamente a la parrilla trapezoidal y con el corte de parecido a una Z estilizada en tercera ventana en el poste C, rasgos característicos utilizados por Nakamura en todos los INFINITI que ha creado. A los costados encontramos tres trazos fuertes y con mucho carácter que nos dan más la apariencia de un deportivo que de una camioneta, y por último las caderas son amplias y robustas para acentuar las formas fluidas.

Interior

La atmosfera es lujosa y muy bien lograda, hay una coherente combinación de plástico, madera y piel.

Aquí se nota el arduo trabajo de la marca por mejorar a pasos agigantados, ya que la propuesta de ergonomía y la calidad de los materiales es óptima, incluso podríamos pensar que estamos en un vehículo de otra categoría y precio, solo hay que ser muy quisquilloso para encontrar diferencias en los enrases y en la alineación de partes, por ejemplo: los extremos del tablero con los paneles de las puertas.

En general todo es de muy buena calidad, lo único es que el transmisor / llave de presencia (transponder) necesario para abrirlo o  ponerlo en marcha no nos agradó.

Infoentretenimiento

El conductor está informado por tres pantallas, la más pequeña localizada en el cuadro de instrumentos, flanqueada por los diales del tacómetro y velocímetro –que son con una configuración análoga- un par de pantallas de 7 y 8 pulgadas más se localizan en el centro del tablero, una debajo de la otra, y ambas son de accionamiento táctil –lo que puede llegar a ser un tanto cuanto confuso-, cuenta con el protocolo de comunicación habitual, es decir Bluetooth y conexión vía alámbrica por USB, no cuenta Apple CarPlay y Android Auto. El sistema de audio está firmado por BOSE y la calidad de reproducción es realmente buena.

Innovación Mecánica

Este es el rubro en donde mayor novedad nos presenta QX50, ya que bajo el cofre se encuentra un motor con una configuración realmente atrevida y propositiva.

Se trata de un propulsor de 2.0 litros, dotado de un turbocargador que entrega 268 hp, hasta aquí nada suena fuera de lo normal, lo interesante es que este motor puede variar la relación de compresión por si solo ¿Cómo lo logra? El proceso no es nada simple –ni de explicar ni de hacerlo funcionar- La tecnología de Compresión Variable que ofrece este motor es el primero que se ve en un desarrollo comercial, ya se había intentado algo similar en el año 2000 pero no pasó de un prototipo, ahora QX50 ofrece la tecnología VC-T que puede variar de 8:1 de compresión a 14:1 con un mecanismo interno en el motor, se trata de la implementación de unas bielas articuladas, que están conectadas al cigüeñal, que no está alojado en la bancada de los cilindros, si no justo en medio del bloque, la conexión de las bielas es mediante una sofisticada pieza, que mediante un movimiento basculante, ayudado de un brazo de control puede modificar la carrera del pistón, por consiguiente modificar la relación de compresión, en el primer caso la relación como ya lo dijimos es de 8:1 es decir la mezcla Aire-combustible se comprime ocho veces en la cámara de combustión, justo en el momento que termina de comprimir (el pistón en el punto más alto dentro del cilindro) es cuando se enciende la chispa y la mezcla explota, lanzando al pistón vigorosamente hacia abajo, lo que nos da inercia para que el volante motor gire, la segunda fase nos entrega 14:1 de compresión (potencia, pero menor gasto de combustible, y menos emisiones de Co2).

La explicación más clara sin entrar en rollos técnicos es muy simple, el funcionamiento del motor es comparable al desempeño de dos atletas corredores, el primero es comparable a un velocista de los 100 metros planos, que durante toda la carrera da el máximo, el segundo es similar a un corredor de fondo, de grandes distancias, cuyo desempeño es constante e incansable, pues así se comporta la compresión variable, cuando necesitamos mayor fuerza y agilidad, por ejemplo en arranques, la entrega es inmediata, si necesitamos una mayor constancia, por ejemplo en una carretera con promedios constantes y continuos la segunda fase de compresión se activará.

Con esta bivalencia de compresiones el 2.0 litros genera un 27% menos de emisiones contaminantes que un motor V6 de la misma potencia y rendimiento.

Manejo

Ya instalado en el puesto de conducción me percato de varias cosas. La primera es el sistema de Head Up Display que me brinda información proyectada en el parabrisas, la segunda es que QX50 ofrece varios modos de manejo a escoger, el primero que procura un consumo contenido, en donde las aceleraciones son pausadas y constantes, la simulación de cambios de la caja CVT se realiza a un bajo régimen de revoluciones. El segundo, es el modo Confort, en donde la respuesta del acelerador es más viva y los cambios son un poco más ágiles que en el modo anterior. El modo Sport, en donde el buen desempeño y la aceleración son lo primordial, el uso es recomendado en una carretera sinuosa y divertida, en donde podemos exigirle el máximo al motor 2.0 litros, y a la caja CVT, que nos provee de ocho cambios simulados, a los cuales podemos acceder con las paletas detrás del volante, en este modo de manejo la respuesta es inmediata y gracias al turbocargador y a la compresión variable, la entrega de poder y potencia es notoria y agradable en promedios altos de carretera, pese a la buena calidad de construcción y muy buen ensamble en rangos superiores a 170 km/h hay un ruido de viento en la cabina.

La suspensión y los frenos actúan a la perfección, en zonas sinuosas no hay rolling de la carrocería, y aunque no ofrece tracción integral, el comportamiento es bastante neutral, el reparto de pesos es adecuado y podemos manejar rápido con seguridad y aplomo. Y ya que hablamos de seguridad, es prudente comentar que QX50 ofrece varios sistemas de asistencia y advertencia al conductor, como el PFCW (Sistema Predictivo de Colisión Frontal) que intuye una posible colisión en caso de una frenada súbita del vehículo que nos precede, o que nuestra aceleración sea mayor, otro asistente es: el sistema de Prevención de Colisión Trasera (BCI), que detecta mediante las cámaras posteriores de posibles obstáculos en la parte trasera del vehículo que no son posibles de ver por los espejos retrovisores. Otro muy útil es el sistema de detección de un obstáculo en el punto ciego (BSW) que mediante alertas lumínicas nos avisa de que hay un obstáculo lateral justamente en donde no podemos verlo y el más novedoso de todos es el Sistema de Frenado con detección de peatones –si bien el sistema detecta cuando vamos a chocar con un auto, también detecta cuando hay un peatón de por medio, y de manera autónoma QX50 toma decisiones, desacelera súbitamente y aplica los frenos a fondo evitando en mayor medida los daños, y en el mejor de los casos evita la colisión.

Conclusión

Un vehículo fresco, con mucho estilo, buen diseño y un tamaño adecuado, con un motor capaz, con pocos peros, como el tema del Apple CarPlay-Android Auto y una llave poco motivante. Me parece una compra racional a la altura de las alemanas, y lo más importante es que es un vehículo fabricado en México en la planta que tiene la alianza Renault-Nissan y Daimler en el estado de Aguascalientes llamada COMPAS (Cooperation Manufacturing Plant Aguascalientes).

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