Por Esaú Ponce
El Doctor Ferdinand Porsche fue un genio de la industria automotriz mundial, de eso no hay duda. Sólo basta recordar que este prodigioso ingeniero alemán es mayormente recordado por ser la mente maestra detrás de la creación del Volkswagen Tipo 1, mejor conocido en México como Vocho, así como ser el fundador, junto con su hijo Ferry, de la mítica firma de deportivos que lleva su apellido por nombre.
Si nos atamos a la historia, tenemos que nuestro querido Vocho básicamente es un Porsche sólo que, sin las prestaciones inherentes a un deportivo de la casa de Stuttgart. Esto a pesar de que el 356 (el primer auto de la marca), compartía muchos elementos mecánicos, con el Volkswagen Beetle. De hecho, no es raro encontrarse réplicas montadas sobre el chasis de un viejo Escarabajo.
Pues bien, por fortuna los chicos de Memminger Feine-Cabrios tuvieron una idea mejor y en vez de irse por el camino fácil de la fibra de vidrio, decidieron crear un automóvil que mezclara todo el encanto y carisma que caracteriza a los Vochos clásicos con soluciones técnicas inspiradas en los Porsche contemporáneos. El resultado lo tienes frente a tus pupilas y simplemente soberbio.
Este hermoso Frankenstein recibe el nombre de Memminger Roadster 2.7 técnicamente se distingue por contar con un motor de cuatro cilindros enfriado por aire en posición central de 2.7 Litros el cual es capaz de entregar 210 Hp y 182 Lb-pie de torque, mismo que se acopla a una transmisión manual de cinco velocidades. Con una longitud de cuatro metros y un peso de sólo 800 kilogramos, este auto sería capaz de alcanzar los 200 km/h de velocidad máxima. Nada mal para un Vocho ¿no crees?
Para tener todo bajo control, este auto recurre a un sistema de frenos de disco de un 911 clásico (no se especifica de que generación), suspensión reforzada, así como rines de aleación ligera de 18 pulgadas enfundados en unos neumáticos de 225/45 en el eje delantero y de 255 en las ruedas posteriores. Por cierto, para evitar distracciones, el auto no cuenta con ningún elemento electrónico, limitándose al uso de un tacómetro, velocímetro, indicador de temperatura, presión de aceite y un reloj análogo.
Si en este punto estás completamente enamorado y mueres por conocer el precio de esta conversión, déjame desilusionarte un poco, ya que el Memminger Roadster 2.7 es un conceptual. No obstante, debido a su excelente recibimiento y a la gran especulación a su alrededor la empresa considera producir una corta serie limitada a 20 unidades a un precio todavía desconocido.
Así que si lo qiuieres, aún tendrás algo de tiempo para ahorrar un poco de dinero para invertirlo en la compra de la versión definitiva de este singular automóvil portador de tanto encanto que seguramente el mismísimo Ferdinand Porsche querría uno…
¿Qué te parece esta obra de Memminger Feine-Cabrios?
Memminger Roadster 2.7