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Manejamos el Ford Mustang 2018

El legendario deportivo fue la cereza en el pastel en nuestro especial de fin de año.

Manejamos el Ford Mustang 2018

Recién regresaba de cubrir la “Estampida Mustang”, evento realizado en el Centro Dinámico Pegaso que rompió un récord mundial con la mayor cantidad de pony cars rodando al mismo tiempo y que a su vez resultó el escenario elegido por Ford para presentar el Mustang 2018, cuando recibí una llamada de Rubén Hoyo, Editor en Jefe de Autocosmos para comunicarme lo siguiente:

Que bueno que te familiarizaste con el nuevo Mustang, porque lo vamos a tener en el especial de fin de año, hay que conseguir un modelo de 1968 para la ocasión” fueron las únicas palabras que entendí claramente de esa plática, ya que para ser sincero lo siguiente que escuche fueron muchos “bla, bla, bla, bla” acompañado de un “nos vemos mañana en la oficina”.

Si bien, dentro del equipo de trabajo de Autocosmos se cuenta con un Renolero, una Vagueta, un amante de los deportivos nipones y otro de los autos clásicos, todas estas diferencias pasaron a segundo plano gracias al Mustang. Sin duda, una leyenda motorizada capaz de unificar distintas formas de pensamiento… y sí, el ambiente dentro de la oficina al saber que seríamos el primer medio de comunicación en México en manejarlo, era como tener una Navidad adelantada.

Y no es para menos, ya que la renovación del Mustang va más allá de un frente rejuvenecido gracias a la incorporación de faros, parrilla y defensas de nueva manufactura (cambios que considero acertados a título personal), esto sin dejar de mencionar los rines de diseño más moderno de 18 y 19 pulgadas, así como el cofre con tomas de aire invertidas, elemento inspirado directamente en los clásicos Fastback lanzados en 1971 (en México, la mayor referencia son los Mach 1 de 1973).

No obstante, la mejor parte y la que nos hacía soñar a todos era poder “domar” el poderío emanado del pulido V8 de 5.0 Litros que para la ocasión ve elevada la potencia desde los 435 Hp y 400 Lb-pie de par hasta los 460 desbocados caballos de fuerza y 420 Lb-pie de torque.  Un aumento de potencia importante que incluso deja atrás a versiones exóticas de hace unos años como los Boss 302 de 2012. Incluso es una cifra que ya no luce tan lejana a los 475 Hp que presumían los primeros Shelby GT500 pertenecientes a la generación pasada… ¡los años le han caído de maravilla al Mustang!

Pero, ésta escalada de poder viene acompañada con un refinamiento que hasta hace algunos ayeres era prácticamente impensable no sólo en un Mustang, sino en prácticamente cualquier deportivo estadounidense. Prueba de ello, es la introducción de una robusta caja automática de 10 velocidades, la cual por más sorprendente que parezca es un desarrollo conjunto entre Ford y General Motors.

De hecho, no es la primera vez que íbamos a convivir con este elemento mecánico ya que en ocasiones pasadas hemos conocido su accionar no sólo en vehículos provenientes de la firma del óvalo azul como mismísima Lobo Raptor, sino también en el increíble Chevrolet Camaro ZL1…sí, por más increíble que parezca, los dos máximos rivales estadounidenses comparten caja de cambios. Curiosidades que sólo la globalización puede explicar.

Con una actitud tan sólo equiparable a la observada en los duendes que fungen como ayudantes de Santa en las películas de temporada, nada podía salir mal. Prácticamente nuestra lista de “deseos” estaba completa y por si fuera poco, se tenía confirmada la asistencia de un impecable Mustang Fastback como el de Bullit, cuando de pronto, los sonidos propios de toda oficina fueron interrumpidos por el sonido del celular de Rubén…

“¡No me digas eso! ¿cómo crees?... ya veo, entiendo, no te preocupes…OK espero tu llamada…bye, cuídate”. Al colgar, su mirada se dirigió hacia nosotros y con un semblante serio comunicó una lamentable noticia “Chicos, el préstamo del Mustang se complicó, desde Ford harán todo lo posible para que esté presente en el especial, pero no hay nada seguro…por si las dudas, lo mejor será cancelar la presencia del Fastback clásicoun golpe duro a los ánimos de la redacción, sin duda.

Los días pasaron y llegó el día esperado en el que todo el equipo de Autocosmos nos dimos cita muy por madrugada en el Autódromo Moisés Solana en Pachuca, Hidalgo. Ahí, en medio del frío nos esperaban los hatchbacks más rabiosos del momento, algunos de los deportivos europeos de ensueño, un poderoso sedán eléctrico y una que otra sorpresa más… pero no había noticias del tan ansiado Mustang.

Prácticamente así transcurrieron los dos días de la grabación más importante del año, cuando las esperanzas prácticamente se habían desvanecido con la llegada de un frío y hermoso atardecer, cuando a lo lejos se escuchó un rugir de un motor… ¡vrroooom!... ¡vrroooom! … ¡por fin un Mustang negro azabache, que inmediatamente rememoró a Tornado, el caballo de El Zorro, había llegado y cómo sólo saben hacerlo las leyendas…a todo galope y con una entrada dramática!

 

La adrenalina provocada por la llegada del pony tuvo que ser aprovechada al máximo, ya que con las 18:00 horas marcadas en el reloj teníamos poco menos de media hora para levantar imagen antes de la llegada de la noche… ¡debíamos incluir al Mustang en el especial de una forma u otra!

Ya cobijados con la oscuridad e iluminados solamente por la luna y las estrellas. Nuestro piloto de pruebas intentó vestirse de héroe para realizar una vuelta rápida para ver las capacidades del bronco corcel mecánico, pero los resultados conseguidos no fueron los óptimos… “una lástima, se maneja muy bien, con otras condiciones de luminosidad, seguramente hubiera marcado un buen tiempo, será para la otra”.

Mientras, nos decía esto en mi mente se cruzaban un par de pensamientos ¿Cómo le hubiera ido en los arrancones? Si bien, es casi intuitivo saber que no sería capaz de vencer a modelos de elite como Tesla Model S o Porsche 911 Targa GTS, seguramente les hubiera dado batalla a los europeos, después de todo gracias a la transmisión de 10 relaciones y uno que otro truco bajo la manga, el Mustang GT es capaz de alcanzar los 100 km/h desde el reposo total en torno a los cuatro segundos y marcar el ¼ de milla por debajo de los 12 segundos ¿se imaginan un duelo contra el BMW M4?

Al final, la convivencia con el corcel más famoso de la firma del óvalo azul no fue mucha, pero fue un pequeño tentempié que nos hizo desear con todo el corazón realizar una prueba a fondo como Dios manda y como solo Autocosmos sabe hacer. Mientras ese día llega, en mi cabeza no dejo de imaginar al Mustang como un gallardo vaquero que galopa a toda velocidad con la luz dorada del atardecer al fondo después de haber salvado el día… ¿suerte, casualidad o un milagro navideño?

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