Rivalidades en la Fórmula 1 las hubo desde los comienzos (1950), como con Juan Manuel Fangio y Stirling Moss derrochando magia en las pistas. Algunas, como Alain Prost y Ayrton Senna, se llevaron las miradas por la excelsa calidad de sus competidores. Más para estos tiempos, Lewis Hamilton y Nico Roseberg muchas veces se han sacado chispas en los pits de Mercedes. Pero si de rivalidades se trata, ninguna tuvo tanto dramatismo como la que tuvieron Niki Lauda y James Hunt en la temporada 1976 de la F1.
Lauda era el campeón reinante de la máxima categoría y había comenzado de manera perfecta el año, quedándose con el GP de Brasil y el de Sudáfrica manejando para Ferrari. James Hunt lo miraba de atrás y maldecía su suerte, ya que en ambas carreras tenía la pole position. La cuarta fecha ya dio un indicio que esa temporada iba a ser extremadamente particular. En España, James Hunt terminó quedándose con el primer lugar, pero una revisación posterior de su McLaren precipitó su descalificación. Los británicos apelaron y dos meses después, previo al GP de Gran Bretaña, Hunt recibió de nuevo los puntos perdidos.
El GP de Gran Bretaña tuvo un marco magnífico. James Hunt buscaría validar su status de héroe frente a su público, pero Lauda se había quedado con la pole, y amenazaba con arruinar la fiesta británica. Para delirio de los fanáticos, Hunt consiguió tomar el liderazgo a falta de pocas vueltas y cruzar antes que nadie la meta. Ya les dijimos que esa temporada no era normal y Ferrari protestó ante la FIA los resultados, ya que Hunt había usado un auto de repuesto, y dos meses después Hunt sería despojado de sus puntos.
Antes de esa decisión, habría un quiebre en la competencia. El GP de Alemania, con sede en el infernal Nürburgring, se iba a realizar en medio de una lluvia torrencial que no daba garantías explícitas de seguridad. A pesar de ciertas protestas iniciales, los pilotos decidieron competir aún con los peligros que conllevaba correr en esas condiciones. Y la tragedia no tardó en manifestarse. En la segunda vuelta Lauda perdió el control de su vehículo, rebotó con la pared y se prendió fuego. La velocidad de los pilotos para sacar a su compañero del auto en llamas salvó al austríaco de una muerte segura, y luego sería hospitalizado con quemaduras de tercer grado y un pronóstico reservado. La carrera continuaría y quién otro que Hunt se llevaría el premio mayor.
Sin Lauda, todo estaba servido en bandeja para Hunt, pero ya recuperado, el conductor de Ferrari rompió todos los pronósticos y contra las recomendaciones de su médico, volvería en Monza y llegaría cuarto, en un GP que Hunt no pudo finalizar. A pesar de la presión, el británico lograría los primeros puestos en Canadá y EE.UU., por lo que la última carrera, en Fuji, definía todo.
En Japón, como en Alemania, la lluvia hizo temblar los cielos. Para sopresa de todo el mundo, Lauda, junto a otros pilotos, prefirió desistir de competir. Esta situación dejaba a Hunt con la chance más cercana de ser campeón, ya que con un podio sumaba los puntos necesarios, cosa que finalmente ocurrió. Hunt llegó tercero y sumó un total de 69 puntos frente a los 68 que tenía Niki Lauda. Así se cerraba una de las temporadas más dramáticas y recordadas de la F1.
1976 sería el único título de Hunt en sus seis años de competencia. Lauda, por otro lado, recuperaría la corona el año siguiente al quedarse con su segundo título de F1 en 1977. Entre ambos dejaron una de las mejores, más icónicas y fieras rivalidades en el mundo de los motores
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Lauda chica en Alemania