Corrían los años 50 cuando el actor James Dean, nacido el 8 de febrero de 1931 en Marlon, Indiana, gozaba de la fama en el cine y en las carreras de autos.
Dean dejó sus estudios de derecho para introducirse en el mundo de la actuación y sin duda alguna, la fama lo alimentó de grandes aspiraciones y ambiciones en la vida, entre las que se encontraba su pasión y exigencia por los autos deportivos.
Cabe destacar que su Porsche 356 Speedster no le era suficiente, James Dean quería un auto único, como él, por lo que adquirió una de las 90 unidades limitadas del Porsche 550 Spyder que le personalizó George Barris, el creador del Batmovil de Adam West, poniéndole asientos de tela escocesa, el número 130 y dos tiras rojas en la parte trasera sobre las ruedas.
El legendario vehículo de Dean poseía un motor de doble carburación con 110 caballos de fuerza, tracción trasera, capaz de alcanzar una velocidad máxima de 225 km/h, algo extraordinario para aquella época. Lucía una impecable carrocería de aluminio de tan solo 550 kg que lo hacían extremadamente ligero y complicado de conducir, por lo que Dean lo bautizó como “Little Bastard”.
El número de bastidor era 2Z77767, un número que según algunos expertos en numerología, es de mala suerte.
Comienza la historia
El 17 de septiembre de 1955 James Dean rodó una pequeña entrevista para explicar la diferencia entre correr en las carreteras y en los circuitos. Animaba a los jóvenes a tomarse las cosas con más calma y a conducir con precaución, ¡qué ironía!
Pocos días después, Dean coincidió en un restaurante con Alec Guiness, quien se acercó a ver al “Little Bastard” y le advirtió al actor que moriría si seguía en su propósito de conducirlo a gran velocidad, ¿coincidencia o sabía leer el futuro?
El 30 de septiembre, Dean y su mecánico partieron a Salinas para la competencia remolcando el Porsche en una Ford Country Squire Station Wagon. Un rato más tarde, Dean decidió conducir su auto a una velocidad considerable para conocerlo mejor antes de la carrera, por lo que recibió una infracción al circular a 105 km/h en una zona de 89 km/h.
Después de un rato de conducir, hicieron una parada en Backwell’s Corners, una gasolinera. Dean y su mecánico Rolf habían dejado muy atrás al Ford Country Squire, que iba más despacio por llevar el remolque. Allí se encontraron con Lance Reventlow y Bruce Kessler, unos amigos de las carreras que también habían sido multados por conducir a exceso de velocidad y le advirtieron al actor de circular más despacio, ya que su auto bajo y plateado resultaba poco visible al confundirse con el asfalto.
Tal parecía que ya estaba escrito el destino negro de Dean, pues la desgracia ocurrió en el cruce de la Route 466 (actualmente Highway 46) con la Route 41, en un tramo de concentración de accidentes. El Porsche 550 Spyder fue embestido por un 1950 Ford Custom Tudor Coupe conducido por un estudiante, al girar rápidamente a la izquierda y no ver al deportivo alemán.
El famoso actor falleció de 24 años el 30 de Septiembre de 1955, víctima de dicho accidente de tráfico, el joven actor e icono de la juventud, murió dejando detrás una leyenda.
Continúa la maldición
Años más tarde George Barris compró el auto a la aseguradora por $2.500 dólares. Los restos del coche se trasladaron a su taller, donde se cobró su siguiente víctima. Al bajarlo del camión se rompieron las cuerdas de sujeción y cayó encima de un mecánico, fracturándole ambas piernas.
El motor se vendió a Troy McHenry y la caja de cambios a William Eschrid, ambos pilotos de carreras. Poco después, cuando competía McHenry, perdió el control y se golpeó contra un árbol, muriendo instantáneamente y Eschrid quedó gravemente herido en la misma carrera al perder el control del auto en una curva por una falla mecánica.
Barris también había vendido dos ruedas del Porsche 550 Spyder a otro piloto, que tuvo la mala suerte de que se le reventaran provocando su salida de la carretera.
Barris empezó a creer que el auto estaba maldito y decidió deshacerse de él cuando lo contactó la policía de tráfico de California, para exhibirlo en pláticas de seguridad vial. Cabe mencionar que el garaje que albergaba al “Little Bastard” se incendió por completo y el auto fue trasladado a otro lugar.
También fue exhibido en un instituto de secundaria de la zona, donde el auto se cayó del expositor y le rompió la cadera a un estudiante.
Barris, fastidiado del vehículo, lo mandó a un deshuesadero, donde camino a Nueva Orleans un camión chocó contra la parte posterior de la grúa que lo transportaba y el conductor terminó sepultado bajo los restos del Porsche 550 Spyder.
En otros dos intentos de llevarlo al deshuesadero, el vehículo se cayó dos veces pero sin causar más víctimas.
Hoy día el lugar del accidente de James Dean, se conoce como James Dean Memorial Junction y se recuerda a su Porsche 550 Spyder como "El auto maldito".