Antecedentes
El Ghost es el menor y más reciente de los autos de la icónica firma británica Rolls Royce, parte del Grupo BMW desde 2002. Su lanzamiento fue visto con reserva por algunos, ya que la obvia intención al hacer un Rolls de menor calado que el Phantom era aumentar las ventas de la marca, un objetivo que de alguna manera ponía en riesgo la exclusividad de la empresa fundada por Charles Rolls y Henry Royce en 1904.
Aún logrando un año récord en 2011 con un crecimiento del orden de 31% sobre el periodo anterior, los 3,538 vehículos vendidos por Rolls Royce el año pasado ni de cerca la califican como una marca de volumen. Para tener una idea más clara, su principal rival, Bentley, vendió nada menos que 7,003 autos en ese mismo periodo. Ferrari, tampoco una marca exactamente popular, también tuvo resultados cercanos a las siete mil unidades vendidas.
Así que, los que pensaban que el Ghost iba a “popularizar” a Rolls Royce, estaban felizmente (o infelizmente, para algunos) equivocados
Características técnicas y mecánicas
Otro error común es pensar que el Ghost es “un BMW Serie 7 con el logotipo de la doble R”. Lo correcto es que sólo 30% de las partes usadas en el Ghost son compartidas con el mayor de los Bimmers.
La carrocería del Ghost es tipo monocasco, hecha de acero, también usado en las puertas. Sólo el cofre está hecho de aluminio y esconde un motor de 12 cilindros en V, con 6.6 litros de desplazamiento, turbo alimentado, de inyeccción directa y con 48 válvulas. Dicha máquina le otorga un poder que llega a impresionantes 563 caballos de fuerza, más incluso que su hermano mayor, el Phantom, que “sólo” tiene 460 caballos. El torque, disponible entre 1,500 y 5,000 rpm, es de nada menos que 575 libras-pie.
La caja automática sí, es compartida con el Serie 7, pero esto no está mal, ya que es la misma excelente transmisión de ocho velocidades, controlada electrónicamente y que se entiende de maravilla con el motor. Si fueran humanos, se hablarían de “tú”.
También la suspensión tiene diseño único, de doble horquilla delantera y multilink atrás, con nivelamiento automático por aire.
El conjunto es capaz de llevar a las cerca de 2.5 toneladas del auto a los 100 km/h en menos de cinco segundos, de acuerdo con los números oficiales. Luego de conducirlo, no dudo que así sea.
Interior
El lujo del Ghost es apabullante. El que prefiera algo más discreto y minimalista, al estilo nórdico, seguramente se sentirá psicológicamente aplastado por la orgía de piel, madera, aluminio, cristal, espejos, alfombras y hasta cashmere (sí, las lámparas de lectura traseras están envueltas en cashmere) que componen el ambiente en un auto como este. Es una especie de castillo de Windsor, sobre ruedas.
Por supuesto que toda la tecnología moderna se suma al estilo tradicional del lujo con el que está construido el coche. Ahí está el aire acondicionado con control individual para cada uno de los cuatro ocupantes. Están también unas mesas (hechas de un roble macizo y especial), así como los monitores traseros. Claro que el que ahí viaje, puede tener el derecho de controlar desde el sistema de navegación hasta la temperatura. En otras palabras, hay un “i-Drive” (el mando central de BMW) también para los que viajan atrás.
Como las puertas traseras se abren al revés de los demás autos, entrar y salir es mucho más fácil, pero estirar el brazo para encontrar la jaladera de la puerta exigiría un esfuerzo que el dueño de un RR no debe permitirse, por esto, hay un botón en el pilar C, para que la puerta se cierre de manera automática.
Como no cabe ninguna otra marca dentro de un Rolls, el magnífico estéreo sólo reproduce sus canciones como el mejor sonido que se haya escuchado en un coche, pero no está firmado por nadie más que la misma RR. De hecho, todo en el Ghost deja la impresión de ser lo mejor que un auto puede ofrecer, incluso, claro, la conducción.
Manejo
Si el lujo -hasta la ostentación- queda claro en la forma y los materiales del Ghost, la palabra para la conducción es: simplicidad.
Gire la llave y escuchará un murmullo originario del motor. No espere vibraciones, no las hay. La historia de que es posible poner una moneda parada en la máquina de un RR y ésta no se caerá, es una verdad absoluta.
Tome la palanca de cambios por ejemplo. Es chica, delgada y ubicada dónde solían ubicarse antes: del lado derecho de la columna de dirección. Sólo hay tres posiciones: P, R y D.
Acelere y el auto se moverá suavemente. Tan suave es, que resulta difícil entender cómo es posible que algo tan grande y pesado, muestre a la una interminable capacidad de “flotar” sobre las imperfecciones del camino, sin “lanchear” como los antiguos estadounidenses. Es como si el asfalto, en honor al visitante, se pusiera liso para darle paso al Ghost.
El volante es también delgado y esto, junto a todo el lujo de estilo clásico, nos llevar a pensar que sólo la gentileza es bienvenida, sólo tranquilidad es aceptable. Pero los 12 cilindros están listos para atender a la presión sobre el pedal de la gasolina. Tan confiada en su potencia está Rolls Royce, que se permite poner, del lado izquierdo del velocímetro, un reloj extra que marca la “reserva de potencia” del auto. A 100 km/h, aún le quedan 95%. Acelere para entrar velozmente a ritmo de autopista y sólo usará 60% del poder del auto. O al menos esto fue lo que logré.
Conclusión
El Ghost es un auto para pocos. Más allá de que esto resulte obvio por su precio, su diseño, los materiales de que está hecho, el silencio sepulcral de su interior, los varios detalles (como la sombrilla que va guardada en cada una de las puertas delanteras) son hechos para los que saben que la verdera diferencia, se encuentra precisamente en los detalles. El que no lo sepa, aunque tenga toneladas de dinero, seguramente irá corriendo a comprar un Maybach, antes que esta marca desaparezca.