Las mejoras, por ahora son meramente estéticas, con algunos cambios en fascias, rines, alerones y costados de las salpicaderas. La fibra de carbono fue obviamente extensivamente utilizada para el kit aerodinámico, que dicho sea de paso, se diseñó en un túnel de viento para brindarle todavía más agarre a altas velocidades y prevenir que la parte frontal “flote” con la velocidad.
En los costados, encontramos unas rediseñadas salidas de aire con el logo de Brabus que se ilumina, además de unos estribos que también encienden con color azul. Los rines son de 20pulgadas para adelante y de 21 para la parte trasera, además de ser más ligeros que los originales en un 12%.
Brabus también reemplazó la suspensión por una hecha por ellos que se puede regular en altura y firmeza. Baja hasta 40mm más que la original, el modo sport es todavía más firme mientras que el normal es más suave y en un futuro incorporará el sistema de levantamiento de la parte delantera para librar fácilmente rampas, topes y demás.
Por dentro, el preparador alemán sustituye los pedales, volante y materiales al gusto del cliente.
Mecánicamente, el V8 de 6.2L aún no tiene alguna mejora –algo en que aseguran ya están trabajando, pero sí existe un escape diferente de titanio que utiliza un válvula neumática para hacerlo más silencioso y no despertar a tus vecinos, pero que también se abre para dejar el paso directo y liberar de manera estruendosa el rugido del V8 en carretera o pista. Gracias al material utilizado, es 40% más ligero que el original y añade otros 10hp a la potencia del motor.