Con la intención de diseñar y desarrollar nuevas ideas para hacer los trayectos a bordo del transporte público más divertidos, se han llevado a cabo varias propuestas en diferentes partes del mundo. Algunas de ellas se ven circular por las calles de Nueva York, Londres, Chicago o Liverpool, mientras que otras siguen siendo proyectos.
Por ejemplo, en países que cuentan con ríos navegables, disponen del servicio de taxis acuáticos, que además de ayudar a los ciudadanos a trasladarse de un sitio a otro, evitan el fastidioso tráfico que existe en las grandes ciudades. Tal es el caso de la ciudad escocesa, Glasgow, donde la empresa de transporte Stagecoach, decidió sustituir los ferris que unían ambas orillas del río Clyde, por autobuses anfibios que permiten adaptarse a la reducción del número de pasajeros, además de ser más rentables y presumir un diseño muy divertido.
Otro ejemplo de este tipo de vehículos, es el Autobús-barco, que ha sido fabricado por la firma holandesa DATV (Dutch Amfibious Transport Vehicles) con un presupuesto de casi 800,000 euros para su producción. Funciona como un vehículo convencional cuando circula por carretera, alcanzando los 100 km/hr como velocidad máxima, mientras que en el agua su velocidad se reduce hasta 15 km/hr aproximadamente. Su carrocería está diseñada de manera similar al casco de un barco para dotarlo de flotabilidad y estabilidad en el agua. Tiene una capacidad para transportar hasta 48 pasajeros, cuenta con pantallas individuales en cada asiento y chalecos salvavidas para casos de emergencia.
Y si nos trasladamos al otro lado del mundo, podremos ver el tren-bus desarrollado por Toyota en conjunto con Ino Motors. Estos mini autobuses son capaces de desplazarse tanto por carretera como en rieles. Han sido diseñados para facilitar el transporte en zonas alejadas y con poco tráfico, donde no resultaría rentable establecer un servicio de ferrocarril.
Y si lujo es lo que buscan los pasajeros, un grupo de estudiantes de la Universidad Tecnológica de Delff, está desarrollando un proyecto que integra lujo y glamur. Se trata del "Superbus", un híbrido entre limusina y autobús capaz de transportar 23 pasajeros, ofreciéndoles una experiencia difícilmente igualable en los sistemas tradicionales de transporte público como máximo confort, climatización individualizada, sistemas de entretenimiento y conexión a Internet, por mencionar algunos.
Finalmente te presentamos la idea más alocada y divertida, creada por los australianos. El diseño consiste en un monorriel de gran tamaño por donde circulan pequeñas cápsulas impulsadas a pedales por sus ocupantes. De momento esta idea ha quedado en una pequeña atracción en la que se reta a los participantes a llegar antes que sus contrincantes, demostrando así la potencia de sus pedaladas, al más puro estilo Miguel Induráin.
Si conoces otros diseños extraños o divertidos en algún lugar del mundo, te invitamos a compartirlo con nosotros, para ampliar la gama de vehículos de transporte público fuera de lo común.