Un modelo que también retoma un nombre del pasado, el Veritas RS III fue parte de la historia automovilística allá por los años 50´s y ahora con toda la tecnología del momento y un poco de desapego por la seguridad de uno mismo, llega este renovado modelo de extraño diseño.
Para la parte visual lo único con lo que podemos compararle es con un speedster (auto con la parte superior plana) luego de eso no existe nada igual, una cara de reptil aplastado y algo burlón es lo que menos queremos ver en nuestro retrovisor mientras escuchamos su motor V10. El Veritas RS III es de esos autos que no pueden pasar desapercibidos aunque en posiblemente nunca veamos uno de los 30 modelos que se fabricarán.
La construcción del modelo es totalmente artesanal, y los ensambles de su fibra de carbono y tubular de aluminio spaceframe (como el del Audi R8) serán hechos por 15 personas que se llevan alrededor de dos meses para terminarlo. Gracias a los ligeros materiales que se emplean para su construcción el RS III pesará 1.080 kg.
Las prestaciones que ofrece el Veritas son realmente de miedo tomando en cuenta su peso, el motor de diez cilindros proveniente de los BMW M5 y M6 llegan hasta los 507 caballos de potencia que serán levados al eje trasero mientras que podremos dosificar la velocidad con su caja secuencial de siete velocidades o una manual convencional e 6 velocidades.
Con ellos este reptil logra una velocidad de 347 kilómetros por hora lo cual puede mejorar si las condiciones de viento lo permiten gracias a su aerodinámica. Si se preguntan por la aceleración, lo hace en 3.2 segundos para llegar hasta los 100km/hr.
El diseño no se parece a nada pero las prestaciones pueden recordarnos a otros modelos, lo que hace extremo al Veritas RS III es que no trae ningún sistema de ayuda electrónico, algo así como el Lotus Elise pero con poco más de 300 hp de diferencia. Por lo cual a los excéntricos millonarios que lo compren y no sepan manejar será sin dudas una colisión a la primera salida.
El precio, si tenemos el precio pero con ganas de no leerlo o saberlo ya que es donde se acaba el encanto, 345.000 euros sin los respectivos impuestos. Autos de ensueño que sólo nos queda admirar de lejos.
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