Test drive

Probamos el FIAT 500 Abarth 2015 automático

La caja automática de seis velocidades, llega a la variante más rabiosa del pequeño 500

Probamos el FIAT 500 Abarth 2015 automático

Chelsea, Michigan. En el marco del evento What’s New de Grupo Chrysler que se realiza todos los años en la pista de pruebas ubicada en Chelsea, en el estado de Michigan, en donde nos deja ver todas las novedades que tendrá para el año que viene (en este caso años modelo 2015), tuvimos la oportunidad además de conocer la nueva Van Comercial de Ram Promaster City, de manejar el ansiosamente esperado exótico Alfa Romeo 4C, así como la variante con transmisión automática del pequeño cohete FIAT 500 Abarth. Entre otros más que pudimos conocer, pero que por el momento se encuentran embargados.

Pero volviendo al pequeño de FIAT, no es broma, ya hay un 500 Abarth automático y aunque a los puristas esto les podría sonar como todo un sacrilegio, lo cierto es que la firma italiana quiere incrementar el volumen de ventas en nuestro vecino país del norte y para eso necesita si o si, contar con versiones automáticas de sus diferentes productos. Lo anterior significa entonces que no solo el Abarth gana para el año modelo 2015 una caja automática, sino también lo hace el 500 Turbo.

El motor es el mismo 4 cilindros de 1.4 litros turbo que entrega 157 hp y 183 lb-pie de torque (3 hp menos y 13 lb más que el modelo manual) y se acopla a una transmisión automática tradicional de seis velocidades.

Tras el Volante

Aunque hemos tenido poco tiempo para convivir con el 500 Abarth automático 2015, lo primero que salta a la vista es el cluster de instrumentos rediseñado que ha ganado una pantalla a color en la parte central que sustituye a la monocromática en tono naranja del modelo anterior. Dicha pantalla además es más grande y despliega en primer plano el velocímetro que ahora es digital. El crecimiento de este display ha obligado al indicador de velocidad análogico a desaparecer.

Por lo demás, el vehículo permanece prácticamente igual al que conocemos ya desde algunos años.

Al momento de iniciar marcha, notamos que el turbo lag característico de este modelo permanece, es decir en los primeros metros se sigue sintiendo con falta de potencia, sin embargo una vez que entra la turbina se llena por completo esa sensación desaparece por completo y en su lugar apreciamos un autito explosivo, rápido y muy divertido. Una vez que el auto engrana segunda marcha podemos olvidarnos de la citada turbo demora (por lo menos hasta que volvemos a hacer alto total o disminuimos la velocidad considerablemente) ya que la transmisión hace un excelente trabajo manteniendo el propulsor a un régimen de giro ideal para no perder la asistencia del turbo. Las transiciones de la caja son suaves y rápidas tanto en modo manual como en modo totalmente automático, en general no se siente que el 500 Abarth haya perdido algo de carácter o diversión ante la desaparición del pedal de clutch.

Afortunadamente, FIAT no ha alterado en absoluto el melodioso ronquido del pequeño propulsor que sigue siendo uno de los grandes atributos del 500 Abarth.

Conclusión

Evidentemente para el mercado de nuestro vecino país del norte, el 500 Abarth con transmisión automática se empezará a comercializar pronto, para eso fue desarrollado.

Rubén Hoyo recomienda